Yo diría que, durante buena parte del viaje, y de mi estancia fuera de mi hogar, estuve escuchando esta alabanza y la letra me recordaba a cada instante que Dios jamás me deja. Que aunque me encuentre en cualquier situación, él siempre está ahí, cuidandome, que aunque tenga miedo de lo que pueda ocurrir puedo sentir su completa protección porque sé que él siempre estará ahí para mi, para nosotros.
Me gusta mucho la metáfora que se utiliza en la letra de esta alabanza, "si el clima está nublado, se arrecia la tormenta...", cuanta verdad hay ahí, si todo parece ir mal, si todos han perdido las esperanzas y ya no se ve una solución, sabemos que si clamamos a Dios, él va a estar disponible para nosotros para hacer el milagro, para salvarnos.
Yo creo que, no soy el único al que le ha pasado, que ha sentido que Dios jamás le ha dejado, que nunca se ha sentido defraudado de Dios, pues, de una u otra forma he podido ver su infinita fidelidad, siempre por misericordia, porque hay que admitirlo, ¡somos porfiados muchas veces! y no merecemos tanto amor que él nos da.
En fin, debo decir, este arreglo maduró un buen tiempo hasta llegar a ser escrito, medité mucho sus melodías, supieran como me pasa que a veces me ensimismo cuando camino pensando en un monton de cosas como también en las posibles melodías las alabanzas, por lo que, fue un agrado soltar toda esta inspiración y plasmarla en un arreglo que juega mucho con el dinamismo del violín. Sin más que agregar, les dejo las partituras y la guía de este hermoso arreglo musical.
Tutorial:
Partituras: violín 1: Violín 2: